domingo, 27 de octubre de 2013

La búsqueda de la excelencia


La excelencia es un concepto que vengo escuchando desde hace tiempo, en un principio pensé que se trataba de una cualidad única difícil de hallar, un concepto muy acariciado en estos tiempos.  Sin embargo podría decir que para mi modo de verlo hoy en día creo que el mejor relato sobre la excelencia se halla en Génesis 37-50, aquella historia de un hombre llamado José, el soñador.  Desde su tierna infancia fue el niño más amado por su padre, quizá por ser hijo de la mujer que tanto amo, quizá y no sé si tan solo por ello.  Pero me llama la atención que José hacia todo de la mejor manera posible, era honesto, era por sobre todo leal, tenía unos valores muy altos y aunque su alma muchas veces fue afligida él nunca perdió la fe en Dios, un Dios que lo cuidaba y miraba a cada instante, no importa si estuviera preso, cautivo, Dios era su todo y su amor por decirlo así.  Creo que él no esperaba a Dios, él estaba con Dios.  Dios le hablaba en sus sueños y aunque esos sueños en una ocasión le trajeron penas él sabía que algún día todo serviría a un plan mayor.  Yo creo que a José eso no lo preocupaba, el simplemente vivía cada día al máximo, por algo siempre lo ponían a cuidar tanto los bienes, como a los demás, a administrar el lugar donde se hallaré.  Como dice la historia finalmente llego a ser gobernador de Egipto.
Recordé esta historia al observar otra muy parecida, el dueño de un restaurante emprendió una investigación acerca de su personal, sin que estos lo supieran, observo por cámaras ocultas a cada trabajador, incluyendo a su otro socio, pasando por el cocinero, las barman y los mesoneros, cada quien actuaba a sus anchas, con excesiva comodidad, cada uno haciendo lo que le provocara, solo uno, un mesonero con siete años de experiencia, trabajaba con mucha dedicación, remendando incluso el trabajo a medio hacer por los otros, él era quien venía en silencio y atendía a los clientes, con humildad hacia su trabajo, con honestidad, sin saber que lo miraban a escondidas.  Más tarde fue él en quien pensó el experto para ponerlo por encima de todos los demás, se convirtió, sin él siquiera esperarlo en el gerente general. ¿Porqué, cómo? simplemente haciendo su trabajo con pasión, con corazón, con fidelidad, no viendo a los demás, no pendiente de si el restaurante iba en picada, no preocupado si los demás empleados alrededor se sentaban a charlar, el seguía como la hormiguita obrera, sin detenerse.
Todo esto me trae a la mente aquellas palabras de Jesús: “y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás” (Mt 20:27)
Al final en la historia de José, cuando sus propios hermanos sentían pena por haberlo vendido como esclavo, temor de que José tomara venganza por las cosas que le hicieron, fue el mismo José quien los consoló diciéndoles: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente. Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos. Y así, con el corazón en la mano, José los reconfortó.”  (Génesis 50:20-21)
Cuanta grandeza tuvo este hombre, una grandeza tal vez no de él, sino inspirada por su amor a Dios…
Creo que a nuestros días les hace falta mucho de esta fe, de esta certeza, de esta unión que no espera, sino que vive al día la certeza de estar en el camino adecuado, una fe que nos hace inmovibles ante cualquier viento fuerte, un Dios que nos guarda bajo sus alas y nos conforta en su esperanza, en el regocijo de su amor, y nada más.
Creo que la excelencia por sí misma no puede sostenerse, la verdadera excelencia proviene siempre de un gran amor, un amor que se basta a sí mismo, y que no necesita nada más… La verdadera excelencia esta unida íntimamente a valores muy altos. ¿Y de donde proviene la excelencia sino de la fortaleza de un carácter que se crece en la debilidad y se hace grande porque decide andar en humildad sin esperar nada a cambio?.  Quizá esa certeza de saber que Dios todo lo ve, es suficiente para dejar de tratar de tomar acciones distintas al correcto hacer… pero eso lo piensa esta alma pequeña…,  yo creo que las almas grandes ni siquiera se preocupan de esa justicia, la saben, la conocen bien, y lo más importante es que saben que ante la justicia la misericordia es mucho mejor. Si nosotros por separado tuviéramos que recibir justicia, pobre de nosotros en nuestras faltas.  Es algo para pensar…
Buscar la excelencia viene de un corazón desnudo, sin dobleces, viene de la certeza de un amor que merece de nosotros todo.


1 comentario:

  1. МОЖНО ОТНЯТЬ У ЧЕСТНОГО ЧЕЛОВЕКА ВСЁ, ОСОБЕННО,
    ЛЮДЯМ ОТ ДЬЯВОЛА И ЛУКАВОГО,КРОМЕ ДУШИ И СОБСТВЕННОГО МНЕНИЯ! ...- НО ГРЯДУТ НОВЫЕ ВРЕМЕНА,
    КОГДА, ОНИ БУДУТ СТЕРТЫ С ЛИЦА ЗЕМЛИ И, НА ЗЕМЛЕ
    ВОЦАРИТСЯ ДРУГОЙ МИРОПОРЯДОК И ПРАВИЛА ЖИТИЯ!!!
    АМИНЬ. АЛЛИЛУЯ, АМИНЬ...- ДА БУДЕТ ТАК!!!... АМИНЬ.

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